Monday, October 3, 2011

Ir de "compras" al shopping

Esto es bien fácil… Recorrido del hombre dentro del shopping: Llega al shopping, entra, va a la tienda a comprar lo que tiene en mente, compra, paga, sale. Fácil no? Ahora viene la parte difícil, la mujer (cero machismo por las dudas): Llega al shopping con una gran sonrisa de oreja a oreja, ojos enormes y maravillados de tanta luz, color, ruido, etc… Entra y ahí con algunas variaciones está de 3 a 8 horas recorriendo todo, todo pero todo y cada uno de los rincones del shopping con el marido del brazo que parece que lleva a un zombi, el tipo no quiere saber nada, es más, la sola idea de caminar mirando vidrieras y ropa de mujer y zapatos hace que le entre como un dolor inmenso en los pies y en la cintura. Entonces en cada tienda que la señora entra, él se sienta. Claro! como no va a tener que comprar zapatos la señorita si se los gasta todo caminando ahí adentro, si la caminata parece una carrera de fórmula 1, 42 vueltas, como 6 entradas a boxes y cambio de cubiertas a cada rato. Y allá entra ella a la zapatería (1 de las tres mil zapaterías que hay) y con su mira telescópica selecciona a su victima… perdón, a su vendedora. Y no sé si es que no saben cuanto calzan, pero les hacen bajar todos los zapatos de la tienda, todos los números, y encima se acuerdan que en otra tienda había unos zapatos más lindos, así que no llevan nada y le dicen a la vendedora: - Ah, disculpa que te haya hecho bajar todo.
Y la vendedora dice entre dientes tratando de ser amable fingiendo una sonrisa: - No pasa nada. Para eso estamos. Y se da media vuelta diciendo: - La próxima vez que venga le clavo el taco del zapato en el ojo (por no decir otra cosa que queda feo).
¿Y que decir de cuando entran a esas tiendas donde están llenas de mesas con ropa desordenada hasta el techo y carteles de oferta, oferta, oferta, lleve 3 y pague 1? Es como la perdición, ahí el marido tiene que resignarse a pasar unas dos horas viendo montoneras de mujeres revolviendo y cinchando de la ropa y a veces de la misma ropa, llenando el canasto de cosas para probarse. Y la que atiende le dice: - Señora, máximo seis prendas para probarse.
Y la señora dice: - Ah bueno, entonces entro con estas seis y las otras veinte me las voy probando después y es así que el marido hace un surco yendo desde el probador hasta el mostrador llevando y trayendo ropa. Y ella le dice: - ¿Cómo me queda? ¿Te gusta?
Y el marido sabiendo todo lo que se avecina titubea y duda de lo que va a decirle y al final dice resignado: - Si a ti te gusta.
Fuiste, ¿cómo vas a decirle eso? Agarrate, que se viene la típica frase:
- Tendría que haber venido con mamá, los hombres no saben nada! Deja, deja, no llevo nada. Y esto multiplicado por la cantidad de tiendas que hay en el shopping, y es así como termina todo, los dos saliendo del shopping ocho horas después, ella habiéndose probado todo y no comprándose nada y encima enojada con él, y él, como siempre, no entendiendo nada…

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